martes, 29 de mayo de 2012

Camino de perdición

25 de mayo

Excursión pendiente desde el año pasado: recorrido botánico por los alrededores de Simorre para ver la floración de las orquídeas en todo su esplendor. Cuando nos enteramos el año pasado ya era tarde, y  como este abril fue más frío y lluvioso que de costumbre, hay retraso. Intentamos ir hace un par de semanas pero o llovía o hacía viento. Por fin nos decidimos, la tarde del viernes, un día veraniego, despejado y soleado.

Comenzamos el paseo,  un recorrido que avisan de 3 horas y media, y que se supone bien balizado. Al poco aparece una primera y tímida serapia:
Serapia de labio alargado


El paisaje es precioso, con nubes de tormenta en el horizonte


No faltan las vacas, rumiando tan tranquilamente a la hora de la siesta.


Orquídea becada


Dactylorhiza fuchsii


Pasamos junto a un bosquete donde hay un rebaño de cabras. Las madres atadas a los árboles y los chivitos sueltos a su alrededor, sin alejarse.

El paisaje siendo siendo magnífico


Mariposa bonita no identificada (todavía, se admiten sugerencias) 


Cruzamos otro bosque cuya sombra se agradece.


Peeero... la cosa empieza a no ir bien. El camino sigue y sigue alejándose de Simorre. Y Ant empieza a sufrir un ataque de alergia. La cosa empieza por un picor de manos, pero se va agravando y se llena de habones. Al salir del bosque, se supone que la mitad del camino recorrido, falla la señalización.   Damos alguna vuelta de más, sin estar seguros de si es el buen camino, y, en caso de serlo, cómo será.
Desandamos el último trozo para ir a encontrar la carretera asfaltada. Ant no puede más, y sólo quiere salir cuanto antes. Yo no puedo seguirle. Llegamos a Tachoires, son las 6 de la tarde y nos quedan 7 km de carretera!. Mientras Ant sigue a paso ligero y yo le sigo a duras piernas, hago auto-stop y afortunadamente un amable lugareño nos recoge, ahorrándonos un par de horitas, por lo menos de caminata, y un montón de sufrimiento.



El ataque de alergia empieza a remitir, poco a poco. Volvemos a casa más o menos sanos, salvos, y más que menos agotados.

lunes, 28 de mayo de 2012

Oriente Express

24 de mayo.
Me tocaba pasar el examencillo previo al ingreso en el colegio de enfermería, previo a la inscripción del título en el ministerio, previa a mi contratación. Como ha quedado demostrado a lo largo del año que llevo trabajando, en realidad no hace ninguna falta tanto papeleo, pero como aquí les encantan las formalidades, recibí carta de RRHH recordándome que mis papeles no estaban completos, por lo que me decidí a hacerlos.
Bref, el 24 a Toulouse, entrevista con el señor presidente del colegio sección Gers, y miniexamen de pesos y medidas.
Tengo que contar el examen. Para empezar, el señor presidente me tranquiliza, por mal que lo haga, mi inscripción está asegurada. (¿Y por qué hacerlo entonces? Pues porque les encantan los exámenes, me temo). Para continuar, me da una chuleta con las equivalencias. y me deja sola para que lo haga tranquila. Lo hago tranquila y le llamo. Se sorprende de mi rapidez, lo corregimos. Ops, hay 3 errores! me deja de nuevo sola para que los corrija. Pero yo, cabezona, me empeño en mis respuestas. Cuando vuelve, se lo digo: desolée, pero tengo yo razón. Y como tenía yo razón, se queda sorprendido, me felicita efusivamente, a la vez que lamenta que todos los anteriores candidatos han sido corregidos con esta plantilla errónea. Pero como todos han obtenido la inscripción, no ha protestado nadie.
Por no parecer demasiado presumida aclaro que la dificultad de las preguntas era tal que: ¿Cuántos gramos hay en 7,24 kg? ¿Cuánto pesan 2,4 cm cúbicos? ¿A qué velocidad de perfusión hay que poner el gotero para pasar 3 l en un día?

Cuando salgo ya es casi mediodía, y decidimos quedarnos a comer aquí y hacer una excursión por la tarde. Vamos al centro de Toulouse, y es día de mercado, aunque por la hora ya empiezan a cerrar los puestos.


Comemos en un restaurante vegetariano en el que ya habíamos estado, y damos una pequeña vuelta.


Nos dirigimos hacia Revel, en el Lauragais, al este del departamento. Primera parada en Saint Félix-Lauragais.

Hace calor, es la hora de la siesta


del café.

y de la tertulia (en la puerta del castillo).


St Félix nos sorprende muy gratamente. Hemos parado un poco por casualidad, y hemos encontrado una bastida cuidada y bonita.


Uno de los molinos del pueblo


Está situado en un promontorio, con un castillo-muralla en su extremo, y una iglesia colegiata



Estamos en medio del país de la cocagne, la planta que da el tinte azul pastel. En la plaza del pueblo hay una curiosa tienda, con atrezzo de carrozas, donde venden ropa artesana de este azul, antigüedades, muebles, y todo tipo de cosas impensables.


Al volver, la gatita sigue su siesta, aprovecha para darse la vuelta, y sigue en su tranquilo sueño.




Siguiente escala, Revel-St Ferréol, bastida del siglo XIV. Tiene una grande y bonita halle, la pena es que está rodeada de coches. Dentro está la oficina de turismo (mapas, ñam).



En nuestra vuelta por el pueblo vemos muchas cosas curiosas, como este coche a las puertas de una autoescuela. Deben datar de la fundación de la ciudad.



Y muchos viejos comercios, con los carteles pintados en las paredes. Todavía en activo la mayoría. Get es una marca de licor fabricado aquí.


El final de la excursión, el lago de St Ferréol. Allá por 1672 construyeron una presa para recoger las aguas que venían de la montaña negra y así abastecer el Canal du Midi. El resultado es un apacible lago en el que dan ganas bañarse. Está en la frontera de 3 departamentos, Haute-Garonne, Aude y Tarn.




Justo el día anterior vimos en la tele un reportaje de unos apasionados de los años 60, que viajaban de vacaciones como entonces, y buscaban a lo largo de las carreteras vestigios de la época, como este mojón que nos encontramos aquí.


Nos tomamos un té en una terraza que hay abierta. Probablemente en peor bar de nuestra estancia.

Volvemos a Auch, que teníamos cita con Stephan y Evelyn. Sufrimos el atasco tradicional de Toulouse, pero llegamos a tiempo. Cae el sol.


sábado, 26 de mayo de 2012

La tradición continúa

16 de mayo

Vienen a comer a casa Pete y Xander, con Mattie.
Nos han pedido que cuidemos a Mattie una semana, la primera de junio. Como es una buenaza, y ellos otros buenazos, hemos dicho sí, y les hemos propuesto de venir los dos con ella para que así luego se sienta más a gusto en casa.
Llegan con precioso ramos de gladiolos y margaritones silvestres. Hace una buena mañana, y nos vamos a dar una vuelta, el paseo por la orilla del río.
Y como es miércoles, pasamos por el minimercado de Pavie, que hoy tiene un nuevo puesto: nuestro exvecino por fin ha montado su  comercio de aceitunas españolas, y allí está con toda la familia.

Les enseñamos la biblioteca, que está en un bonito edificio, y Xander, que es bibliotecario, enseguida se anima. (a mí me gusta mi trabajo actual, pero no me emociono cuando veo un hospital!)

Y damos el paseo, agradable, con Mattie encontrando rincones para darse bañitos en el Gers.

Comemos en casa, una raclette que así no hay que cocinar.

Se van a la hora de la siesta, quedamos para "la próxima"

Y por la tarde, después de la siesta, nos vamos a dar otra vuelta por Pavie. Es el día de la inauguración del Trad'envie, un festival de música gascona (fusionada con jazz y otras, todo hay que decirlo)

Nos dan la bienvenida en gascón (lo que antes se llamaba patois)



Las actuaciones tendrán lugar en la sala polivalente de Pavie, y están preparando un montón de puestos donde habrá comercio local, artesanos y productores, etc

También hay una carpa donde en esos momentos hay baile.


Y por supuesto, servicio de bar. Nos pedimos una caña y un tradicional apero (kir de melocotón), en los ya tradicionales vasos de este tipo de eventos.


Los músicos interpretan también una jota ¡! y allí que se ponen a bailarla (más o menos)


La banda bajó del estrado para terminar su actuación con una especie de pasacalles. El flautista es también el autor del cartel del festival.


El festival iba a durar todo el fin de semana, y no paró de llover, pobres!

sábado, 19 de mayo de 2012

El camino de la libertad

11 de mayo
Hans y Gaby nos invitan a conocer su cabaña en las montañas.
Quedamos tempranito en su casa, que hay que ir al Ariège, y merece la pena aprovechar el día. Vamos en los dos coches, pues el suyo está lleno de cosas, incluida una carretilla.

Hacemos una primera parada en Boulogne para comprar pan y cruasanes, y seguimos por carreteras pequeñas hacia Saint Gaudens, que cruzamos sin parar e intentando no ver la horrible fábrica de cemento.
Otra parada Pointis-Inard para tomar un cafelito en una terraza al sol y seguimos tranquilamente en dirección a Saint Lizier, que cruzamos sin visitar (habrá que volver) y escala en Saint Sernin, junto a una antigua iglesia ahora desacralizada, y al lado de un puente que construyeron para el tren que iba a unir Francia con España, proyecto abandonado, aunque el puente les vino muy bien a los lugareños. Y de aquí, un pequeño tramo de carretera, aparcar, y bajar por un camino a la cabaña. Estamos ya en el Haut-Couserans


Una vez aparcados los coches, se ve claramente la utilidad de la carretilla para transportar todo, picnic incluido.


El camino es verdaderamente agradable, cuesta abajo suave por un bosque claro, con árboles forrados de líquenes y la primavera haciendo florecer todo.


La cabaña, una típica construcción de pastores, encantadoramente sencilla, rodeada de árboles y con unas vistas magníficas.




Gaby abriendo "le chateau"



Una ternerita sesteaba tranquilamente en las cercanías. Interrumpimos su descanso y se va a buscar a su familia




La roca ofrece un buen sillón con vistas



¡Hay un ocupa!. Al pobre lo despertamos.


La cocina


las vistas




Gaby y yo nos quedamos tumbadas a la sobra de un fresno centenario, mientras los chicos se van cuesta arriba. Hablamos de todo un poco, la vida y la muerte incluidas, mientras el paisaje que nos rodea nos mantiene en realidad muy lejos del mundo real.
Y ellos vuelven sin haber hecho cima, no vaya a ser que les riñamos por llegar tarde a comer.





Cuando estamos comiendo llega la familia de vacas y terneros, que al principio se sorprenden de encontrarnos en "su" comedor, pero que luego siguen tranquilamente.


Nos gustan las vacas. Para verlas.



Bajamos al arroyo a por agua para fregar. Un poco más arriba de la casita parece ser que hay una fuente, con la que tienen previsto abastecerse


Volvemos a los coches. Aunque el camino es cuesta arriba, no es mucha la pendiente, y ahora vamos sin peso (la carretilla la sigue empujando Hans)



Bajamos a Seix. Recogida de mapas en la oficina de turismo, y a por un bar para repostar. No sabemos muy bien cómo pronunciar el nombre del pueblo, y se lo preguntamos a la del bar, que resignada nos contesta que Sex, como sex. Osea que seix se pronuncia como sexe, a las dos les sobra una vocal. Están locos estos galos...




Y nos llevan a la playa!  Cruzamos Oust en dirección a Ercé, y allí cerca han encontrado un rincón del río que es muy bueno para el baño. Tiene unas zonas profundas que incluso te puedes zambullir desde las rocas de enfrente, aunque ahora baja demasiada agua como para cruzarlo (en verano se puede). A pesar de toda el agua que viene, Hans nos demuestra cómo aprovecharse de la corriente para ir y venir sin esfuerzo alguno. Lo habría hecho, si no fuera porque al meter los pies dejé de sentirlos inmediatamente.








roca ergonómica para  sestear






También aquí hay orquídeas silvestres


En Francia los puertos de montaña secundarios permanecen cerrados durante el invierno. Gaby preguntó en la oficina de turismo si el de  lo estaba, y nos dijeron que administrativamente sí, que si subíamos, nos escondiéramos de los gendarmes. Asustando en vano, pues subimos el puerto sin ver ninguno, y no somos los únicos, arriba hay más gente, algunos instalados en su autocaravana. También unos motoristas subnormales que nos han adelantado de malas maneras. Merendamos.
En una lomita hay una especie de sextantes indicando las montañas que se ven desde aquí. Al otro lado está la provincia de Lérida



El Cap Ner  (creo)
Al otro lado está el valle de Arán y por esta zona se encuentra "el camino de la libertad", que utilizaban los "passeurs" para ayudar a  huir de la Francia ocupada por los nazis


Bajamos por el Valle de Bethmale, una carretera con fuerte pendiente en medio de bosques. Cruzamos muchos pequeños pueblitos y nos paramos a estirar las piernas y remerendar en Aspet, donde nos sorprende por su pastelez la capilla de Miegecoste (en medio de la cuesta). La fachada es un desatino de mediados del XIX. Mas arriba, los restos de la Tour de Cucaou, Torre de vigilancia que construyeron allá por el S XII


De aquí ya nos volvemos, dando rodeo por carreteras secundarias, pasamos junto a Saint Bertrand de Comminges. Muchos kilómetros. Mucho que ver.