sábado, 11 de junio de 2011

Están locos estos galos I (conducir en Francia)

Uno de los primeros y grandes enigmas que se encuentra un conductor "forano" es el misterioso funcionamiento de los cruces. Después de numerosos pitidos, y supongo abundantes recuerdos a la memoria de mi madre, he deducido que la cosa funciona más o menos así:

Los que salen por la derecha siempre tienen la prioridad, salvo mención expresa. Y  te pueden salir de una calleja microscópica mientras tu circulas por una principal. Da igual, insultan ellos, no tú.

Un semáforo en rojo significa que no puedes seguir recto. Si quieres girar a la derecha, no hay problema, lo haces con cuidadito y no pasa nada. De la misma manera, un semáforo en verde tampoco significa gran cosa si pretendes girar a la izquierda. Hay que esperar a que haya un hueco eficaz para atravesar, o se te comen los que vienen de enfrente.


Las rotondas: Misterio profundo. Se clasifican en dos categorías, las que vunavepálapgioguité de funcionamiento similar a las de la madre patria, y las de, una vez más, la preferencia la tienen los de la derecha, lo que significa que te tienes que quedar plantado en medio de la rotonda esperando a que pasen los otros.


Todo este divertimento de los cruces puede además resultar animado por los conductores "seniors". "Senior" es la manera francesa de decir "3ª edad", o lo que es igual, peligro al volante. Aquí no se hace nunca un control de salud ni da nada para renovar el carnet (de hecho creo que no hace falta renovarlo), por lo que son numerosos.
Estos conductores tienen varias características comunes:

-Suelen ser igual de viejos que sus coches.
-Están convencidos que la parte más segura de la carretera es la zona central.
-Los intermitentes sirven para lo mismo que los espejos retrovisores: Para nada.
-Comprenden el funcionamiento de los cruces poco más o menos como yo.

El mayor misterio de todos es que sigo indemne. Toquemos madera.






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