sábado, 10 de septiembre de 2011

El ocho

Llevo retraso acumulado en contar nuestras salidas, así que en esta entrada van a ir dos paseítos. Los dos recorridos salen del mismo pueblo, Ornézan, y los hicimos en dos salidas consecutivas. Del primero, le chemin des taillis tuvimos conocimiento gracias a un blog estupendo que hemos encontrado, de una incansable paseante por el Gers, y creemos que a partir de ahora nos va a dar más de una idea para paseítos. Por cierto el blog es: http://gersicotation.canalblog.com/

Primer paseo:  El bosquecillo animado

A finales, muy finales, de agosto





Ornézan en un pueblito pequeño, cruzado por la carretera de Auch a Lannemezan. A pesar de ser pequeño tiene bar, escuela, iglesia, castillo y molino de agua.

El recorrido tenía como primera referencia la iglesia, así que allí que vamos.


Pasamos junto a la sencilla y bonita iglesia gascona, cruzamos el río (Gers), y seguimos las indicaciones del camino, que nos lleva por un paisaje rural, con vacas, y balas de paja. Detrás dejamos el pueblo, y el castillo que asoma entre los árboles.







Al poco rato entramos ya en el taillis, bosquecillo. Nos recibe un roñica letrero y una sombra generosa (el sol aprieta)


El camino bordea el bosquecillo y permite bonitas vistas de los alrededores
(nota: las manchas blancas son patos)


Se nota que ya está terminando el verano. Muchos campos ya segados, y el ganado aprovechando para rematar las siegas.





La carreterita de vuelta (ya desprotegidos de la sombra del bosquecillo) pasa por una granja donde nos reciben unos bulliciosos y simpáticos perretes.


Y estamos de vuelta en el pueblo justo para poder picniquear a orillas del río. Hay una  represa que hace que el agua caiga en pequeña cascada, con lo que el  rumor del agua nos acompaña. Y también nos acompaña, de lejos, un abuelete que llega en su bici, se baja al río a refrescar y descansa en la sombra de la orilla opuesta a la nuestra.


Y volvemos al punto de partida, donde la virgen de Lourdes, como en tantos pueblos de este estado laico, hace guardia.


Segundo paseo: Perdidos

A principios, muy principios de septiembre.

Animados por el paseíllo anterior, nos disponemos a hacer el segundo recorrido que hay marcado en el pueblo, el del  bosque. Compramos pan el el bar multiusos del pueblo,



Volvemos a pasar junto a la virgen, y nos adentramos en el bosque.


El bosque nos recibe con una sombra fresca que se agradece, pues el día promete grandes calores. A pesar de que todavía es verano, las hojas ya empiezan a amarillear y caer, por lo que a pesar del calorazo la imagen es otoñal.


Llevamos muy poco tiempo caminando cuando nos damos cuenta que no sólo las hojas han caído al suelo. Hay muchos árboles  arrancados de raíz, como si hubiera pasado un tornado. Nos imaginamos que pudo ser el amigo Klaus, la misma tempête que se llevó por delante el bosque de pinos del cazador de Éauze. (luego comprobaremos que así fué).



Como resultado de la caída de árboles, no se puede seguir el camino que hay trazado en el bosque, y pronto perdemos el rastro de las señales indicadoras. Y salimos a campo abierto. Yo llevo un mapa, si así se le puede llamar. En la cámara, la foto del mapa que hay en el punto de información. Por más que le doy a ampliar nunca veo ninguna de las referencias del mapa (ains, qué pena, miraba el mapa al revés, confundiendo el este con el oeste).


El resultado va a ser que damos una graaaaan vuelta, por carreterilla principalmente, sin sombra aunque con sombrero. Pasaremos calor pero veremos sitios bonitos. Como esta granja


Vistas sobre la región, Durban al fondo. Aquí ya estábamos seguros de que ni mapa ni nada, por eso decidimos ir por la carretera.



Mucha cruz, eso sí, no podemos ir por tan mal camino....



Primera de las gratas sorpresas monumentales del paseo: tras pasar junto a una granja grande aparece una pequeña iglesia cerrada y vacía, sin ventanas, vigilando el vallon...



... y protegida por una cruz, claro.


Y a pocos metros, la otra sorpresa, el castillo de Garrané


A los pies del castillo, en la curva del camino y sombreado por pinos hay un pequeño y antiguo cementerio, con tumbas casi destruidas por el tiempo, y con sus trozos recogidos con cuidado,


Y otras cuidadas con esmero, incluso les ponen flores, y eso que los muertos fueron "llamados y recompensados" ¡en 1889 y 1895!








Seguimos nuestro camino. Unos ternerillos que jugaban como sólo lo saben hacer los cachorros, al vernos pasar corren a buscar la compañía de sus mamás.




Y bueno, nuestra graaaan vuelta nos hace llegar a Seissan, lo que no está mal, porque aunque ya habíamos estado varias veces, nunca nos habíamos detenido en una granja  que tiene un bonito y característico palomar gersois que se ve desde la carretera.


El último tramo del paseo es el peor. Vamos por la carretera, una carretera importante, con mucho tráfico, con camiones y sin arcén.


Más vacas nos vigilan


Y ya llegamos de vuelta a Ornézan. Gastropillamos unos higos y unas avellanitas, pasamos enfrente de la vieja escuela...


...y acabamos donde empezaron los circuitos de Ornézan, junto a la iglesia


El picnic hoy es con un horario más español que francés, junto al molino que hay a los pies del castillo.


Descansamos a la sombra de un castaño. y volvemos.


¿Volvemos?

Nooo, es todavía pronto, podemos ir a algún otro sitio, al pasar por Seissan he visto un letrero indicando que hay un lago...pues vamos allá.
El lago es de un camping, bonito y tranquilo. Mientras dudamos si entrar o no, aprovecho para retirarme un poco hacia el arcén, donde hay un profundo agujero en el que encajo la rueda delantera derecha. Desolación. El gato consigue levantar apenas el coche, pues hay que ponerlo demasiado detrás como para que sea eficaz. Me voy al camping, quizá si consigo otro gato y un tablón la cosa tenga solución. El encargado, un joven alemán  u holandés o así, muy amable, en seguida se muestra dispuesto, y viene en nuestra ayuda junto con dos jóvenes polacos, y con cinchas para remolcar, y tablones, y más cosas. En cuanto ven el coche no lo dudan: que me monte, que lo suben a pulso, que arranque y ya está. Y efectivamente, entre los cuatro lo levantan y en un pispás ya está.

Y a mí, que hasta ahora he conservado la calma, es ahora cuando me cogen los nervios a posteriori: si es que soy torpeeeee, snif.

Nos vamos del lago y volvemos a casita dando la vuelta por Durban. Nos refrescamos, que hoy el sol ha sido verdaderamente justiciero.

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