domingo, 11 de septiembre de 2011

Memorias de África

Planes para el sábado 3: Como en Samatan hay una fiesta africana, vamos, damos un paseo por los alrededores y luego de fiesta.

Buscamos infromación para la randonnée en internete, y vemos una facilita, que pasa por las orillas del río y visita un castillo ¡Perfecta!. A falta de mapas, foto de la pantalla del ordenador, a ver si nos sirve de guía.

Respuesta: no, no nos va a servir de guía. Nos cuesta encontrar el camino adecuado, las indicaciones no son muy buenas o nos hemos vuelto muy torpes. Eso sí, pasamos por algún sitio interesante, como una granja con gallinas en total libertad (también había un cementerio de coches en los terrenos, pero de eso no hay foto)


el camino sube suavemente bordeando campos recién labrados y con los bordes llenos de equisetos


y llegamos al castillo prometido, al que no se puede entrar pues es propiedad privada. Nos contentamos con una foto desde la puerta...


Y otra del palomar que se intuye entre árboles dentro del recinto


Luego ya desaparecen las indicaciones, y temiéndonos otra perdición como la del paseo anterior, que tampoco pasa nada, pero hay actuaciones esperando en el pueblo, decidimos dar media vuelta y volver por donde hemos venido.


Llegamos y los percusionistas están ya en marcha.


niños de todos los colores bailando y jugando (y sin gritar, sí, se puede)


Muchos puestos de venta: ropa, artesanías, asociaciones de colaboración con ´África, peinados, bares...

Nos llama la atención en especial un artesano que, sentado a la sombra de un plátano, a golpes de una especie de azadilla-hacha esculpe desde una silla a un elefantito.


Y unas figuritas hechas con bujías y otras piezas mecánico-eléctricas


Hoy hay actuación de un grupo que ya conocemos, Draska, a los que vimos en Le Salon. Hoy están al completo y empiezan a animar la tarde




Nos acercamos a los bares para grignoter algo. Apto para nosotros hay poco, así que nos pedimos una bandejita de buñuelos de banana y unas cervezas. De vecino, un "peligroso" dóberman que intenta todo el rato dar pena a los suyos para participar del aperitivo.


Y enfrente tenemos a una tatuadora con henna, que no ha parado en toda la tarde.


Cae la noche y aunque la fiesta se va a alargar hasta altas horas, nosotros nos volvemos para casa, que no me gusta conducir a oscuras y además trabajo mañana.

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