martes, 5 de junio de 2012

Había una vez un circo

31 de mayo
Apenas un par de días libres sin previsión de lluvia, pero vamos a aprovecharlos.
Es jueves, lo que quiere decir que en Tarbes hay mercadillo, y Gabriele nos había dicho que era un gran mercado, que merecía visitar, así que el viaje va a empezar con una parada en Tarbes. Además me encontré por casualidad con Gaby el martes, y cuando le conté nuestros planes me dijo que ella también iba a ir al mercado. Quedamos para tomar un café, aunque no se apunta al paseo porque tiene muchas compras que hacer.
Salimos sin un plan muy decidido. ¿A pasar el día?¿Nos quedaremos a pasar noche? Por si acaso metemos en el coche una muda y el cepillo de dientes.
Llegamos a Tarbes y, cómo no, el cielo está gris. Yo creo que nunca veremos el sol en esta ciudad. El mercadillo es verdaderamente extenso, hay de todo, y sobre todo muchas plantas para los huertos y jardines, y animales: pollos, patos, ocas...
Reencontramos a Gaby y nos tomamos un café con ella, un rato de agradable charla.
Y vamos hacia el sur (ya lo he dicho, pero lo repito, se me hace muy extraño que los Pirineos estén en el sur, y me lío mucho con los mapas, los tengo que coger al revés para orientarme). Un poco de incertidumbre, porque el cielo sigue gris, y no hay muy buena visibilidad, cabe la posibilidad de que la excursión a Gaube se pinche otra vez.

Pero no. Cuando llegamos a Cauterets no quedan apenas nubes, el día es soleado y cálido. Vamos a pasear. Queda por decidir qué paseo. Hay dos posibilidades, el paseo de las cascadas y el paseo al Lac de Gaube. Y según las guías hay un autobusillo que sube a Pont d'Espagne, que es donde se juntan los dos paseos, con lo que podríamos hacer el del lago y bajar por el de las cascadas. No queda claro si es todo el año o sólo en "saison". Pero cuando llegamos  a Cauterets es la hora en que la oficina de turismo está cerrada. Nos acercamos a la estación de autobuses para ver si allí hay información.
El lugareño que nos indica el camino nos cuenta orgullosos que es un bello edificio de madera que fue la sede de la delegación suiza en la expo universal de París de 1889. En realidad fué el pabellón noruego. Lo desmontaron y se lo trajeron aquí, y fué estación de tren hasta 1947, cuando dejó de haber trenes.
Y no conseguimos enterarnos de la existencia de los autobuses.



Como si nos esperamos a que abran se hará muy tarde, decidimos asegurar la subida al lago, que me apetece mucho. Y la carretera sube junto al camino de las cascadas. Vale, no es lo mismo que hacerlo andando, pero de todas maneras vemos alguna estupenda, como la de Ceriset, que se ve directamente desde una curva. Es de esas cascadas que salpican. Coup de coeur que dicen los franceses, comeremos por aquí.



Bajamos un poco junto al río, que baja lleno del agua del deshielo, y piqueniqueamos en una playita a la sombra de las hayas.


En este recorrido entre cascadas hay una isla que llaman de Sarah Bernhardt, pues parece ser que acampaba por aquí para disfrutar de la naturaleza.
En coche se puede llegar hasta Pont d'Espagne, que es un gran aparcamiento de pago. Y como no nos apetece pagar por andar, dejamos el coche en la curva anterior, como hemos visto que hace mucha gente (esta curva debe estar muy solicitada en agosto).

Las hojas jóvenes de los robles y hayas contrastan con los viejos pinos y abetos



Cruzamos el párking, y tomamos el camino hacia el lago de Gaube. Un primer trozo asfaltado, un repecho adoquinado, y el resto ya menos civilizado, pero bien trazado y sencillo (y se han pegado un gran trabajo, haciendo una especie de escalones de pedruscos. También hay trozos con grandes raíces y con rocas que parecen grandes raíces fosilizadas.



Vamos subiendo por el vallecillo, al principio la cuesta es un poco cuesta, pero luego es un recorrido suave, entre pinos silvestres y junto a más cascadas y remansos. Nos cruzamos con algún turista despistado que han subido en telesilla y ahora baja, en sandalias, por este camino.



Y el lago, con el Vignemale al fondo. Tiene historia que describen como "romántica": en 1832 se ahogaron unos recién casados ingleses que se paseaban en barca. Incluso les hicieron una especie de monumento que se podía visitar pagando,en lo alto de una roca, y del que por poco se despeña Victor Hugo, lo que había añadido aún más "romanticismo" al lago.





Ahora está muy bonito, tiene unas aguas muy azules y verdes, y la montaña con nieve a la vista...
Pero...
Pero, para empezar hay un bar en la orilla. De acuerdo, nada ostentoso, pero qué falta hacía. Y lo peor, como se puede subir por 12 euritos en una combinación de telecabina y telesilla, es un entorno para todos los públicos, y nos podemos imaginar los codazos para ver el lago en agosto. Ahora oímos las voces de una familia, papá, mamá y dos niños. Cuando estamos más cerca de ellos les entendemos. Españoles vocingleros. Padres y maestros españoles: ¿Por qué los niños de España necesitan ser llamados a gritos y a su vez gritar? misterios insoldables de la naturaleza humana.

La bajada, por el otro lado del valle, más suave al ser más larga. Llegamos al Pont d'Espagne, puente que cruza el río y que era el inicio del camino para ir a España. Junto al puente, l'hotellerie (se puede dormir y comer y beber), y una gran cascada:


Regresamos a Cauterets, donde, como todavía no es la saison, hay muchas cosas cerradas. Nos tomamos una cerveza y decidimos que nos quedamos a dormir, que hay muchos paseos por hacer.


Tenemos suerte y encontramos habitación baratita en un hotel encantador, el Lion d'Or, limpio, cuidado, decorado con viejos muebles y esquíes y raquetas...Uno de los más antiguos de Cauterets, perfectamente conservado. Dormimos muy muy bien, lo que hacen el cansancio y una buena cama...

Desayunamos en una panadería- cafetería, un rico bizcocho de arándanos, y hacemos compra para el picnic de hoy.


Y nos vamos hacia Pierrefite para luego subir por el siguiente valle hacia Gavarnie. En el camino nos gusta esta montaña, verde contra el cielo azul y con una raya de nieve de frontera


Aparcamos en Gavarnie, por pardillos nos toca pagar (muy antipática la señorita de los tickets).

Y empieza la jornada de circos






Comemos enfrente de la gran cascada


A pesar de ser un día entre semana, nos cruzamos con bastante gente, chinos incluidos. Volvemos a pensar lo que puede ser esto en agosto...
De vuelta a Gavarnie, tomamos la carreterita que va hacia las pistas de esquí de Especières. Una marmota corretea al lado del coche, pero la cámara se había caído debajo del asiento, mecachis...
Rebaños de ovejas buscan las escasas sombras para protegerse.

Llegamos al col de Tentes. Ahí la carretera está cortada con unos pedruscos, que impiden recorrer en coche el último par de kilómetros que llevan al puerto de Bujaruelo. En frente tenemos Le Taillon, y hacia la izquierda de nuevo las cumbres del circo de Gavarnie, y el camino que lleva a la Brecha de Rolando. A Ant le brillan los ojos pensando que podríamos hacer ese paseo un día...




Hacia el otro lado, un sendero que todavía tiene nieve en algunos trozos, lleva al lago de Luhos, todavía helado en alguna zona. Se ve un camino que lleva al Ibon de Lapazosa, ya en España




De nuevo bajamos, para tomar rumbo a otro circo, Troumouse. La carretera es de pago, nuevamente nos toca cotizar "por el bien del entorno y para colaborar a su mantenimiento". Carretera arriba veos un par de marmotas, y aunque ahora llevamos la cámara a mano, tan sólo el hecho de parar el coche ya les da tiempo a esconderse.
Por ahí, en el medio de la foto, hay una. 



La carretera va subiendo y llegamos a una "hotellerie", parecida al del Lac de Gaube, y suponemos que éste es el circo de Troumouse.



Pero vemos que la carretera sigue, y decidimos subirla, y nos damos cuenta de que el circo, enorme, es éste. Es tan grande que no cabe en una foto, no hay manera de fotografiarlo que que en la foto siga apreciándose su forma. Os lo tendréis que creer. Aquí está un poco más de la mitad:



Pensamos duranate un momento si beber algo en la terracita que hemos visto, con vistas a la montaña, pero decidimos seguir camino para asomarnos al tercer circo de la jornada, el de Estaubé, que se asoma al fondo del Lac de Gloriettes


El lago es artificial, hay una presa enorme en su extremo, y también hay promesas de paseos fáciles con buenas vistas. Habrá que volver.

Ya hay que ir pensando en la vuelta, y tenemos la iluminada idea de parar en Lourdes a beber.
¡La virgen! Ni siendo pesimista podía imaginarme el horror que es, y sólo es un viernes de junio.
Manadas de gente, principalmente discapacitados guiados por señoras disfrazadas de enfermeras de entreguerras,


Tiendas de souvenires con nombres  de santos y/o con referencias marianas-milagreras,


Y Le palais du rosaire, como una planta del corte inglés con todos los horrores imaginables, y los no imaginables también.


Y miles de botellas con forma de virgen (el tapón es la corona y se bebe por la cabeza) El agua santa es gratis, pero hay que llevar la botella, y parece ser que si compras una botella hortera es más milagrosa.


Estamos muy agobiados e indignados. Decidimos irnos a la zona civil a beber algo y largarnos cuanto antes. No es fácil salir de esta zona.



Al final lo logramos, el milagro mayor. Nos tomamos una bebida fresquita, y de vuelta al norte (hacia abajo).

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