Nos despertamos. Y esto es lo que se ve desde nuestra ventana.
Bajamos a desayunar. Nuestro locuaz anfitrión nos cuenta su vida, se interesa por la crisis en España (tiene un hijo que pudiendo estar aquí curra de camarero en una pizzería de Sevilla por 900 €), nos da consejos de excursiones e insiste a todos sus huéspedes en que no olvidemos la crema solar, que en las montañas el sol ataca. Y tras haber probado todas las mermeladas bio que nos ha puesto, nos ponemos en marcha.
Hacia Cauterets. Un posible plan de excursión es coger la navette (autobús) que lleva a Pont d'Espagne, y de ahí hacer una excursión por los llanos de Cayan y bajar por la senda de las cascadas. Pero otra vez nos sale mal el plan. Llegamos a Cauterets con 10 minutos de retraso (o 1h50 de adelanto), por lo que decidimos subir en el coche y aplazar una vez más el recorrido de las cascadas.
Aparcamos de pago esta vez, que todas las curvas previas están ocupadas. Ya hay bastantes coches, y el principio está muy poblado. Da un poco de miedo, pero allá vamos.
Y resulta que nuestro paseo no está demasiado concurrido, de lo que deducimos que el lago de Gaube debe estar como una piscina japonesa.
Nosotros disfrutamos de nuestro valle, soleado pero con el aire ligeramente fresco, casi llano, acogedor, con grandes árboles, vacas felices, y río alegre.
El río es el Marcadau, que en gascón significa mercado, pues antes los pastores de Cauterets y de Panticosa se reunían en el Col (Puerto) que hay aguas arriba para intercambiar sus productos.
La bajada es un rato por una carretera asfaltada, pero por la que no pueden pasar más coches que los del parque nacional. Hay frambuesas silvestres. Ya empieza a haber más gente. Cuando ya nos estamos acercando demasiado a la zona civilizada decidimos parar a comer. Nos emboscamos junto al río, en una gran piedra.
El Pont d'Espagne
Cuando llegamos al párking, está prácticamente lleno. Oigo a unos catalanes preguntarse si "será como las ramblas, otra vez". Me temo que sí.
Antes de llegar a Cauterets hay una carretera que sube a las pistas de esquí de Cambasque. Sube en empinados zigzags, como buena etapa del Tour (la ganó Induráin una vez). Desde aquí hay promesa de más bonitos (a la par que empinados) paseos hacia circo (Lys) y lago. Aunque al circo también se puede subir en telecabina, pero hoy no hay que es lunes y está cerrado.
Bajamos, volvemos a pasar por Pierrefite y subimos hacia Luz. Pero antes está Chèze, y nuestra guía de paseos dice que hay uno fácil y maravilloso, con vistas, bosque y cascadas. Pero no sale demasiado bien. El bosque me parece demasiado empinado, la cascada no tiene casi agua, y paso miedo en la bajada. Afortunadamente ha sido poco rato, apenas una horita (a olvidar)
Pero bueno, estamos en las montañas, y hay bonitos pueblos para visitar (en coche). En concreto estamos en el Pays Toy (toy en gascón quiere decir pequeño).. Pasamos por Sassis, nos perdemos por Sazos y llegamos a Grust, con balcón panorámico
Otra vez se nos está haciendo tarde. Habría que ir volviendo a casa. ¿y si volvemos por el Tourmalet? Volvemos por el Tourmalet.
Paramos arriba para refrescarnos, y ya volvemos tranquilamente, sin prisas pero sin más pausas
Y nos queda todavía tanto por ver...
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