miércoles, 29 de agosto de 2012

Animales de circo

25 de agosto

Salimos otra vez hacia el sur, no demasiado pronto, por lo que llegamos cuando ya casi es mediodía. Paseíto ligero en busca de una fuente, en Arcizans-Dessus. Empezamos el recorrido perdiéndonos un poco en el pueblo, pero enseguida encontramos el sendero, que sube al principio junto a un arroyo en el que hay varios pequeños molinos restaurados. Enseguida entramos en zona pastoral:


un magnífico cardo en el borde del camino


Llegamos junto a una fuente que mana generosa, y en la sombra. Qué mejor sitio para comer algo. (Yo soy el plato principal de un tábano, que me masacra una pierna, pero una cataplasma de barro de la fuente me lo calma del todo, igual podemos empezar leyenda de curaciones milagreras aquí también).


La bajada, entre prados y granjas.


Me había quedado con ganas de acercarme al Col de Aubisque, aprovechamos ahora. Aunque conforme subimos nos vamos encontrando con nubes. Atravesamos el col de Soulor, y nos encontramos con una carretera espectacular que cruza el circo de Litor.



Vista hacia el este desde Aubisque


El Pene Blanque y el monumento al Tour (feo, feo)


Caminamos un poco por los alrededores. Hay caballos. Un potrillo se nos acerca a pedir caricias y posiblemente algo de comer. Un caballo retoza alegremente. Otro potro sestea apaciblemente.



La carretera en la cornisa está llena de animales. Cuando veníamos se nos cruzaron burritos, ahora es una troupe de ovejas que invaden parsimoniosamente la calzada.


Y un perrete pastor, que tenía cara de pensar: "qué tarde me están dando!....





Con la idea de ver el circo de Litor desde abajo, cogemos la carretera que va hacia Ferreries (la que el otro día estaba metida en una nube). Al final no nos bajamos del coche, y seguimos hacia Argelès, entre bosques, pueblitos, granjas donde hacen quesos, más bosques...Todo demasiado bonito.


Dejamos nuestro equipaje en la chambre d'hotes que habíamos reservado, en Ouzous.


Y aprovechamos par una última vuelta, por los alrededores de este pueblo. Porque hay roca con leyenda, la de Balandrau: aquí vivía un hada, la Dauna, que cultivaba en su jardín unas manzanas de oro que ofrecía a los jóvenes que le gustaban y que los hacían inmortales.



Camino de vuelta nos encontramos con nuestro anfitrión, que saluda amablemente (va a casa de su hijo).

Ouzous


Nuestra habitación, la mezzanine de la casa de la derecha de la foto


Bajamos a Argelès a cenar, en el único restaurante que nos parece decente. Ensalada y lasaña de vegetales. Y a dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario