domingo, 30 de diciembre de 2012

La estación de los recuerdos

13-18 de noviembre

Ant tiene que acompañar a su madre al médico. La cita es el 15, pero como el 14 hay prevista huelga general, hago cambios con las compas y salimos el 13. Un día resplandeciente.

En Vic-en-Bigorre paramos, pues estoy coleccionando fotos de monumentos a los muertos en las guerras, y el de aquí es curioso. Es el primer monumento de este tipo de la región de Midi-Pyrénées. Fué levantado para homenajear a los muertos en la guerra Franco-Prusiana, la de 1870. Por supuesto tiene placas con todos los muertos del lugar en las demás guerras. Se titula La Revancha, un primitivo hombre de bronce, porra en mano, dispuesto a todo, parece ser. (De revancha en revancha, millones murieron).


Llegamos a Accous y sigue luciendo el sol. El bonhomme de la colina sigue descansando, y nosotros nos tomamos un cafelito contemplando el circo de Iseye



Cruzamos el túnel de Somport, hipnótico como siempre.


Y paramos en la subida a Monrepós, para disfrutar de las vistas de las montañas desde el sur.


Otra parada en el bar de las mejores magdalenas del mundo (o así), y llegada a Zaragoza, donde Ant coge el autobús para seguir su viaje. Mientras él se va, no en viaje de placer precisamente, yo descansaré un par de días en plan profesional (qué cara). Porque además de visitar a Má, y ver la tele con ella, Ana me invita a su superespá urbano, en la zona de la Zaragoza universal.

La Torre del Agua


El spa "Las Ranillas"




Chorros, jets, contracorriente, minirrato de aquagym, hamman, sauna, burbujas....Yo valgo para esta vida.

Paco se relaja sin necesidad de piscina, justo con su mantita.


Ant vuelve (corramos un tupido velo sobre la necesidad o no de este viaje a Madrid) y regresamos al norte.

Parada en Canfranc-estación, a recordar viejos tiempos. No hay nadie, todo está cerrado, la estación desmoronándose. Mucho AVE, y poca sensibilidad ni sentido.


Visitamos la oficina de turismo de Bedous para informarnos de dónde podemos dormir. La chica nos informa, tan amable como incompetente la pobre. El hotel que parece haber en este pueblo está cerrado. Ya es por la tarde, y no pronto para los horarios franceses, por lo que ponerse a buscar una chambre d'hôtes de las de la lista parece un tanto arriesgado. Donde tomamos el cafecito en el viaje de ida es también hotel, aunque no sea un hotel de encanto, está aquí al lado. Vamos y hay suerte. Tenemos habitación, más caldeada que en nuestra última estancia hotelera en Luz. Nos cenamos un bocata de queso y unos frutos secos, y a la cama.

Por la mañana desandamos camino y vamos a Borce. Hemos pasado tantas veces junto a este pueblo, que ya toca visitarlo.

Medieval, importante punto en el camino de Santiago. En la entrada está el que fué hospital de peregrinos, arrasado varias veces, tomado por los soldados de Napoleón que dejaron grafittis en sus paredes, usado como pajar... Ahora está reconstruido y vuelve a ser albergue de peregrinos. Junto al refugio, la antigua iglesia, ahora museo. La estatua del centro representa a los apóstoles. Arte conceptual.


El pueblo de Borce bien merece un paseo. Conserva edificios medievales, hornos, iglesias, ventanas...


e incluso una pequeña disneylandia

 

El otoño, todavía el otoño, llenándonos de colores el día gris.


Volvemos hacia el norte, y al llegar a Accous tomamos la carretera hacia el oeste. Daremos un pequeño rodeo para volver a casa! Vamos entre bosques, nieblas y lloviznas; nos acercamos a la frontera con Navarra por la estación de esquí de fondo de La Pierre-St-Martin, y paramos en Ste-Engrace. Estamos en el Pais Vasco-Francés. Lauburus en las lápidas, apellidos vascos afrancesados. Se nota, pero menos que al otro lado.

Ste Engrace


Una familia de perros pastores (padre, madre, peque), y su amigo el gato.


El gatete dormita apaciblemente todo el rato. Los perros adultos vienen cariñosos a dejarse ser a cariciados. El pequeñón, mezcla la prudencia con la curiosidad. ¡Qué grupo tan majo!


Cerca están las gorges de Kakuetta. Pero el camino ya está cerrado, fuera de temporada. Seguimos la carretera que va hacia Karrau. Antes de llegar hay un desvío hacia la pasarela de Holzarté, que debe ser espectacular. Pero está lloviendo. Aplazamos el paseo. Otro café con intento de tomar un pastel en el logis-restaurante Etchemaite, de Larrau. Parcialmente amables, pero inflexibles (un postre sólo se sirve después de comer, así que ante nuestra pregunta de si podemos tomar un pastel con nuestro café, la respuesta es no, aunque luego nos regalan unos bollitos),


Pasamos por Trois Villes, donde tuvo su caserón Jean-Armand du Peyrer, capitán de Mosqueteros (cuñado de Porthos, a quien enchufó).


Y seguimos nuestro camino de vuelta pasando por Lanne- Baretous, junto al castillo (hoy hotel) de Portos, y por Aramits, cuna por supuesto de Aramis.

Parada en Oloron, y regreso a casa




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