domingo, 16 de diciembre de 2012

Días de té y setas

19-25 de octubre

Por la noche el cielo empieza a cubrirse peligrosamente, y cuando nos despertamos está cayendo una importante manta de agua. Habíamos pensado previamente hacer alguna compra para la familia (quesos, etc), pero se nos olvida. Desayunamos rápidamente y emprendemos la ruta hacia España, bajo importantes cortinas de agua. Al salir del túnel ya no llueve, bueno, alguna gota, pero se ve que ha llovido bien. Hay cascadas por todas partes, el río baja furioso y el cielo sigue peligrosamente gris.

En Boltaña me despisto y cojo una carretera que no es. Nos damos cuenta unos cuantos kilómetros adelante. Bueno, no pasa nada, media vuelta.

Esta equivocación nos permite pasar junto a Jánovas, el tristemente abandonado Jánovas


Seguimos por el buen camino, con algún chaparrón, observando algún destrozo del agua, y llegamos a Zaragoza con algo de retraso sobre el horario previsto. Abandono a Ant en la estación, sigue viaje a Madrid, y me voy de vermú-merienda con las chicas (y el chico). El chico tiene página güé donde pone fotos hechas con sentido y sensibilidad. Se ofrece a darme curso de hachederreado online. Dejo de lado mi orgullo y prejuicio y acepto. Sólo nos queda coincidir un rato y que tiemble el instagram mundial.

Breve paso por Valencia para acabar de vender la casa a la cátara loca (y mala). Penita.

Asesino mi cámara de fotos. Se me cae al suelo, y parece entera, pero la pantalla trasera está cascada y lo que es peor, cuando se enciende es pura luz blanca, así que se hace difícil hacer las fotos intentando encuadrar por la mirilla.

De vuelta a casa, parada intermedia para liberar estrés. En Cette hay un hotelito no caro recomendado por los Routards, y que está en un chateau...qué más pedir.

Desde la terraza del hotel (dicen que los atardeceres de verano son espectaculares desde aquí)


La entrada del hotel


El perrete del hotel


La dueña del hotel es parlanchina y extrovertida. Se sorprende de que seamos españoles, por nuestro acento (¿¡!?) habría dicho que éramos suizos (¿¡!?). Ella es vascofrancesa, y gracias a un agur que digo con lo que debe ser un magnífico acento, se convence de que hablo el vasco, y me suelta parrafadas. Su marido le dice algo, y oigo cómo ella le contesta "no te preocupes, ella me entiende" (¿¡!?).

Aprovechamos las últimas luces de este nublado atardecer acercándonos a Lescun, a ver su circo.



Tomamos una cañita en el bar del pueblo, donde venden algún libro de la zona. En concreto nos interesa uno de panoramas de los Pirineos de por aquí (ya tenemos dos de zonas más occidentales y no sabíamos que éste existía), pero, vaya casualidad, no saben el precio y no viene en el catálogo. El dueño nos dice que si podemos pasar mañana, que lo mirará por internet. Decimos que sí


A estas horas y por estos parajes, imposible encontrar ningún sitio para cenar algo. Sólo está el restaurante del hotel, pero es gastronómico, lo que quiere decir, menus de tres platos y ninguno apto para nosotros. Picnic pirata en la habitación. La wifi del hotel no funciona. Baño, zapeo y a la cama.

25. Desayuno pantagruélico en el hotel. No podemos acabar todo, y la dueña nos pone la bollería en una bolsita para que nos la llevemos.

El día está nublado, lluvioso. Aún así, intentamos hacer turismo.

De camino a Lescun, tomamos un desvío hacia la izquierda que lleva al Plateau de Lhers, dondel el otoño está en todo su esplendor


Y desde donde hay una vista magnífica del circo.


Volvemos al bar de ayer a por el libro. No saben el precio, pues, como ya sospechábamos, el libro está descatalogado y ellos no han buscado mucho. Convenimos pagar el precio que marcan los otros, nos tomamos unos cortados, y tan ricamente.

Creo que los bares de los pueblos de Francia tienen, por lo menos, un gato



Llueve. Va a estar así todo el día. Lloviendo suavemente y con algún ratito de tregua y otros de chaparrón.

Llegamos a Accous. Nos recibe el bonhomme de la colina. Cada año cambia de posición, el año pasado estaba de pie y saludaba con una mano.


Capilla de Saint Christaud d'Alet, lugar de peregrinaje pues tiene fuente milagrera.


El circo de Aulet, entre lluvias y nieblas



Volvemos a pasar por Accous, con su virgen plateada. Vemos la capilla de Jouers...



...Nos perdemos por Bedous y subimos hacia su tabla de orientación, con vistas panorámicas de la niebla. Nos dedicamos, pues, a mirar el suelo y a buscar setas. Las hay muy buenas, otras muy bonitas, otras muy sospechosas.



Chaparrón importante en Aydius. Frontón rosa y bares cerrados. Comemos en el coche.



Parada en Pau. Té en tetería agradable, con pastel. Mi té, un Melange-on (luego me doy cuenta que se pronuncia como Melanchon, debe ser un té rojo)





No hay comentarios:

Publicar un comentario