jueves, 15 de diciembre de 2011

Comer, beber, al-bar

El lunes 5 yo trabajaba, así que no fui a clase de yoga. La recuperé el jueves. Mientras yo estaba estirando el esternón Ant fue a la compra y dio una vuelta, y encontró un pequeño restaurante marroquí en el que ofrecían un tajine de verduras. 
Y allí que comimos. Todo un descubrimiento. Además de restaurante también venden objetos de decoración marroquí, que está exhibidos sin agobiar en un pequeño local lleno de color (sin agobiar).
El camarero y la cocinera son muy amables, charlan amigablemente con la clientela.




Nuestro tajine llega ardiendo a la mesa, sabroso y abundante


Y, por supuesto un té a la menta, hirviendo dulce


Calor, color, buena comida. Buen sitio para haber venido con las visitas.

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