viernes, 30 de diciembre de 2011

Esa ciudad no es para mí

El viernes siguiente a tener que dejar abandonado el coche en Tarbes, pudimos ir a recogerlo.

Fuimos en autobús, con un conductor de lo más profesional.

Y llegamos a Tarbes, y bajamos del autobús justo cuando Joachim, el hermano pequeño de Klaus está en pleno apogeo. Nada más bajar del bus ya estábamos empapados, ateridos y con el paraguas del revés. Buscamos un sitio para comer algo, pero cerca de la estación todo era particularmente cutre y deprimente.
Empapándonos un poco más llegamos a un bar-restaurante, com amable camarera que nos indica que no nos puede dar de comer puesto que la cocinera ha tenido que salir zumbando a llevar a su hermano a urgencias. Parece ser que Joachim le había tirado una ventana encima. Pero se anima a prepararnos un bocata de queso (media barra de pan y un camembert dentro) que compartimos.
Mientras tanto, aunque sigue lloviendo, no lo hace con tanta rabia, así que nos animamos a ir al taller. Y ahí está nuestro Ibiza, descansado y repuesto.

En el viaje de vuelta vemos mucha rama rota en la carretera, estraguillos que ha causado Joaquim, que también ha dejado sin luz 1000 casas en el Gers.

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