jueves, 19 de julio de 2012

El río que nos lleva

16 de junio

El Tour de Francia cruza hoy el Gers, de Samatan a Marciac pasando por Auch, Barran y Bassoues, lo que deja bien claro hacia dónde hay que ir: Hacia el Sur otra vez

Y para allá que vamos


 A las Baronnies, que tan cerca están y por donde todavía no hemos paseado (sí que carreteamos en coche, pero esta vez vamos a ir más despacio).

Empezamos visitando la Gouffre d'Esparros, una de las 12 cuevas más bonitas de Francia (aquí está todo clasificado). Cuando llegamos justo va a comenzar una visita. Nos acompañan los tres de la derecha de la foto. El pequeño de rojo es un crío encantador que mira todo asombrado y que cuando la explicación del guía es larga pregunta bajito a su padre: Et Monsieur, il a dit quoi?


Está prohibido hacer fotos con o sin flash (por el hachazo que pegan bien que podrían dejar hacer fotos sin), y siendo tan pocos no es cuestión de arriesgarse. La gruta es enorme, fue formada por el río, que hace mucho mucho tiempo pasaba por aquí, y sus paredes están tapizadas de ¡aragonita! La visita dura casi una hora y se nos ha pasado muy rápido.

Tenemos intención de pasear por la Gourgue d'Asque. Para ello debemos llegar primero a Asque, lo que no es fácil ni con mapa, esta comarca está llena de carreteritas y caminos. Así que nos perdemos varias veces.


Llegamos, aparcamos, y ¡a paseo!

Se trata de un paseíto junto a un río, el Arros (el que formó la gruta anterior), en busca de sus fuentes. El recorrido empieza junto a la antigua serrería (que utilizaba la fuerza del río para funcionar)


Es un paseo por un bosque de cuento de hadas, con los árboles cubiertos de líquenes, que hacen que le llamen, "el pequeño Amazonas"






A mitad de camino está la Gourgue, un recodo del río donde hace tiempo la fuerza del agua erosiono las paredes y talló una especie de cueva. Las aguas del río son transparentes, y forma piscinas en las que apetece bañarse. (me gusta el pececito de arriba a la izquierda, su sombra parece la de un tiburón)





A orillas del río, sombra, hierba fresca y suave, qué mas se puede pedir para hacer un picnic.


El paseo sigue por hasta el "ojo del Arros", un agujero en la roca donde nace el río. Y hay una pequeña playa. Pausa.




Vuelta tranquila por el mismo camino, recogemos unas fresitas salvajes y sosas y me pico con unas ortigas.

El día es largo, el cielo está despejado, nos da tiempo a ir dando una vuelta hacia Bagnères a tomar un té.
Y vamos, no dando una vuelta, sino varias ¿He dicho ya que las carreteras aquí son un lío? Igual lo han hecho adrede, porque la verdad es que cuesta un gran esfuerzo mirar hacia la carretera con tanto paisaje alrededor.

Col de Palombières. En medio, el castillo de Mauvezin.



En vez de ir a Bagnères vamos a Campan, pueblo que habíamos cruzado sin pararnos. Nos encontramos que el pueblo está lleno de moñacos (mounaques)


Resulta que antes llevaban muy mal que los  primogénitos del pueblo (léase herederos) o los viudos se casasen con alguien de fuera, y eran obsequiados con sonoras cencerradas y además hacían unos muñecos a tamaño natural representando los defectos de la pareja. Eso la víspera de la boda. Si el día de la boda los novios soltaban suficiente pasta como para hacer una gran fiesta, se acababa la burla. Y de tan entrañable tracidión ha quedado la costumbre de llenar el pueblo con unos peculiares muñecos de tela rellenos de heno, de tamaño natural.


Queremos tomar un te en Chez Gabrielle, en Lesponne, pero tampoco va a ser posible esta vez (descanso semanal)



Nos lo tomanmos en un bar de enfrente, el único sitio que hemos visto que ofrece un menú vegetariano!

De vuelta, paramos en la ermita de Notre Dame de Roumé, bonita a la luz de a tarde y con buenas vistas de las montañas. Es del finales del S XII y dicen que es la más antigua del camino de Santiago.


Creemos que ya está bien por hoy, pero los días son tan largos y hay tantas cosas que ver... Mi copiloto propone un pequeño desvío: Notre Dame de Garaison.

Garaison es un colegio privado desde hace más de 160 años, y parece ser que prestigioso, con campos de rugby y todo, pero lo que nos interesa es la capilla. En 1515 la virgen se le apareció a una joven del lugar nada menos que 3 veces, junto a una fuente, y le dice que allí hará milagros, que se construya una capilla y que no hay que olvidar dar gracias a dios. Para 1540 ya tenían la capilla. Y como todo edificio religioso de este país, sufrió guerras de religión, la revolución, desamortizaciones, pillajes y destrozos varios. Incluso fue campo de internamiento durante la I guerra mundial, donde fue ilustre prisionero Albert Schwitzer. Y la estatua de la virgen, incorrupta.



A pesar de que ya es tarde para el horario de aquí, la capilla está abierta. Pasa por allí un amable religioso que nos proporciona folletos y estampas de oraciones y milagros. Es muy amable y hablador, chapurreando en español.

La virgen por aquí se mostró muy milagrera (Garaison significa guérison, curación), y lo mismo curaba una pierna gangrenada que a un malherido por arma blanca, milagros representados en los frescos del S XVII.





Camino de vuelta pasamos por Monleon-Magnoac, el pueblo de la joven visionaria



Y ya no paramos más hasta llegar a casa.

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