domingo, 23 de octubre de 2011

Cambio de planes

Después de mucho cambiar de planes sobre las vacaciones, de si vamos ahora, vamos después, vamos al norte, vamos al sur, decidimos salir de excursión sin saber cuál es el plan. Por si acaso nos llevamos maletita con equipo para pasar una noche fuera.
Lo único que estaba claro era la dirección inicial: hacia el NW del Gers, zona que todavía no habíamos explorado.
Como yo no había madrugado mucho, no me habá apresurado después, salimos bastante tarde. Vamos tranquilamente, nos perdemos buscando unos laguitos y para cuando llegamos a Castelnau d'Auzan ya se nos ha hecho la hora de comer. Encontramos un pequeño lago junto al pueblo donde picniqueamos (por otra parte el pueblo no tenía mucho que ver)


Y de ahí nos vamos a Barbotan-les-Thermes, el destino principal de nuestra excursión. Es una ciudad balneario en la frontera del Armagnac del Gers con el Armagnac de las Landas.
Hay un gran balneario, reconstruido pues se quemó hace 20 años. Las aguas y sus propiedades son conocidas de antiguo, y allí se bañaron Montaigne o Henri IV, el rey que siempre nos sale en las historias de por aquí.


Barbotán tiene una bonita puerta de entrada...


...y ya. Curistas por todas partes, hoteles, restaurantes,  actividades que van desde cocnursos de belote a toda clase de talleres de bailes y manualidades, parquing de autocaravanas y un espantoso casino.
Seguimos hasta el vecino Cazaubon, en medio hay un bonito lago, con centro de loisirs en sus orillas  y actividad naútica.
Cazaubon tiene una bonita parte antigua, con casas en colombages y vistas.



Cruzamos la frontera y vamos a Labastide d'Armagnac. Ya no estamos en el Gers, pero seguimos en el Bas Armagnac y en Gascuña. La mandó construir el conde de Armagnac para protegerse de sus enemigos, y el inevitable Henri IV se inspiró en ella para el acondicionamiento de la plaza de los Vosgos de París.



Viniendo nos habíamos saltado una entrada que ponía: "Notre Dame des cyclistes", por lo que a la vuelta voy con cuidado para entrar ¡El nombre es demasiado bueno!
Una pequeña capilla del S XII con un cementerio alrededor; está cerrada, lo que es una pena pues leemos que dentro hay cientos de maillots de ciclista a modo de exvotos, e incluso una bici del primer Tour (que por cierto pasó una vez por aquí para festejar su 30º aniversario)





Seguimos hacia el sur por pequeñas carreteras. Pasamos por Toujouse, que tiene un eco-museo gascón (para conocer cómo vivían los gascones hace más de un siglo). No entramos.



Y llegamos a Aire-sur-l'Adour. Lo primero que vemos son carteles anunciando la "grande corrida" que se va a celebrar dentro de poco (ains). Hay una calle principal con comercios y bares, que lleva hasta la catedral, que tiene una extraña torre.


Nuestra guía turística aconsejaba visitar la iglesia de santa Quiteria, nos ponemos a buscarla. Está en lo alto de una colina que subimos junto a un peregrino de santiago.
Es patrimonio de la Unesco, pero está cerrada así que nos tenemos que contentar con verla desde fuera y leer su historia: la santa en cuestión perdió la cabeza de manera literal por culpa de su novio: Era una princesa visigoda convertida al cristianismo con afán y empeñada en mantener su virtud renunció a casarse con su príncipe prometido, que  le rebanó el cuello. Pero allí donde la mató surgió una fuente milagrosa. Y la santa cogió su cabeza, y guiada por dos ángeles se dirigió a lo alto de la colina (donde le hicieron el santuario que vemos)



Nos tomamos un té en una pastelería cafetería. Yo un té frío que me sirven en un vaso gracioso y Ant un té caliente, que le sirven en tetera y con un reloj de arena triple (3',4',5') para que elija el tiempo de infusión.


Volviendo a nuestro departamento la primera ciudad que hay es Barcelonne du Gers. Su ayuntamiento es curiosos (a notar que la veleta es una bandera, o al revés)



 Los habitantes de Barcelonne debían ser muy formales (o muy pocos), puesto que éssta era su prisión.



También hay un lavadero: Dos porches paralelos sobre una gran pileta cuadrada. Cada porche con chimenea!

Y bueno, a estas alturas ya habíamos decidido: no ir al balneario y no acerarnos al Atlántico, así que nos volvemos tranquila y perezosamente a casa, a encender la chimenea. Buen plan.

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