domingo, 16 de octubre de 2011

Pigeonniers y chateaux

Leímos que Saint Orens-Pouy Petit era un pueblo muy bonito, y como el día salió muy bueno, nos animamos a ir a conocerlo.
Está muy cerca de Valencia (de la "sur Baïse"), y a pesar de haber pasado muy cerca nunca nos habíamos parado a visitarlo. Error.
Nada más entrar por la puerta del pueblo, ya nos avisan de los que podemos encontrar.


Y basta recorrer la calle principal...


para encontrar una pequeña tienda especializada en botones antiguos, tejas decoradas junto a los dinteles de las puertas, pequeñas salamanquesas encaramadas en las paredes o manos que surgen de la vegetación cuidada de los jardincillos.




Al fondo de la calle principal está el castillo, un castillo fortificado (parece ser que se construyó en el S.XI y que luego lo fueron reconstruyendo hasta darle su actual aspecto renacentista).


También hay ventanas de todos los estilos (y yo salgo en la segunda, me acabo de dar cuenta)


 Paseando por los alrededores encontramos un gran roble y dos viejos palomares




Y un destartalado granero lleno de encanto



En el pueblo de al lado, Mas d'Auvignon nos reciben una iglesia en obras...


...y una escuelita en la hora del recreo, con un montón de niños jugando alegres y sonrientes (no nos extraña nada).


Se nos ha echado la hora de comer casi encima, vamos sin pan para el picnic, y no hemos encontrado panadería todavía, lo intentaremos en el siguiente pueblo, Terraube:


Atención a los nombres y tamaños de las calles: la de la izquierda es un "boulevar" y la de la derecha la calle peatonal.







Y no encontramos panadería, pero sí un pueblo donde cuidan los detalles. Como un buzón, una casita para pájaros, unas  pequeñasventanas o un viejo pozo






Como el pueblo está un poco en alto, hay una bonita vista sobre la campiña gascona, a pesar de que ahora los campos no tienene los colores tan vivos que tenían en primavera y en verano.
Vemos una cuadrilla de gente trabajando. Al principio creemos que son espigadores, pero luego nos parece que están limpiando el campo, como si recogieran restos de plástico ¿?



Un pequeño lago, árboles, un palomar en medio de la tierra recién labrada....


 Y, aunque no hemos encontrado pan, hay hambre, así que hacemos nuestro picnic en las afueras del pueblo, viendo su murallas


Volvemos hacia Valence. Paramos en St Puy, pues el día que pasamos por aquí llovía y no nos bajamos del coche. Paramos y bajamos a callejear un poco. Hay Halle



Teniendo en cuenta que Nord es norte y Midi sur, la denominación de las calles desorienta un poco....



Seguimos camino y un curioso edificio de planta triangular en las afueras de un pueblito, Maignaut-Tauzia, nos llama la atención. Segúnpone en un cartel se trata de un antiguo "pigeonnier- octroi" Busco en el diccionario la traducción de "octroi" y no me queda muy claro, pero puede ser o "otorgamiento" o un sitio donde cobran impuestos, Me gusta la segunda posibilidad, que relaciona impuestos con pichones.
Hace 15 años un plan para ampliar el cruce estuvo a punto de llevarse el palomar por delante. Pero los lugareños reaccionaron con energía, buscaron financiación, y a través de la asociación "Maignaut passion" lo compraron y restauraron, al igual que han restaurado el pueblo entero.




No se si lo he contado todavía, pero cuando el nombre de una comuna lleva guión en medio como es este caso "Maignaut-Tauzia", quiere decir que fusionaron dos localidades por motivos administrativos. Pues bien, la otra mitad de esta comuna Tauzia, tiene castillo

El único problema es que es particular y el terreno está vallado, así que nos tenemos que contentar con verlo desde la carretera, y los árboles que lo rodean le dan un aspecto misterioso.


Y como todavía no habíamos estado tampoco en Flaran más que por fuera, decidimos cubrir esta laguna turístico-cultural.

Tengo que dejar mi botellita de agua en la consigna, que parece que puede ser un arma peligrosa para las exposiciones que hay dentro ¿¡!?
Ofrecen un video informativo (información audiovisual de unos 12 minutos, nos dicen), pero en el que no cuentan nada, es como si pasasen filiminas con música, así que pasamos.


La abadía de Flaran, cisterciense del S. XII, por la que pasaron varias guerras (la de los 100 años, guerras de religión, la Revolución...)


La zona donde estaba el huerto, ahora ajardinada, tiene un palomar al fondo, y un jardin de "simples" hierbas aromáticas y medicinales, y algún árbol frutal de los que gastropillamos unas manzanitas



El claustro es muy bonito. En general me gustan los claustros, pero este es especialmente sencillo y elegantemente rústico. Une la construcción en colombages con  los arcos románicos. Hace un siglo se lo quisieron llevar para Nueva York, pero la sociedad arqueológica del Gers consiguió que no lo desmontaran.




Hay abiertas al claustro varias dependencias, como la sala capitular y, no puedo evitar poner esta foto, el "armarium", de donde Ant está saliendo




En el interior está la cocina, donde estaba una de las pocas chimeneas que se encendían con regularidad. Para encender las de dormitorios y salas comunes había que esperar a que se helase el agua bendita (tal cual)



En la abadía hacen ahora varias exposiciones. en la planta baja una dedicada al camino de Santiago



En la planta superior, que es donde estaban los dormitorios de los monjes, que fueron remodelados en el S.XVIII hay una exposición de pintura en la que no permiten hacer fotos.

Enfrente de la abadía hay una antigua granja con palomar.


Delante de la granja pasa una carreterita que lleva a otros castillos, cercanos, y nos animamos a seguirla

Así llegamos al de Cassaigne, dedicado a la elaboración de vinos y armagnacs, y que se puede visitar, aunque no lo hacemos.


En los jardines del castillo vive un familión de corzos. No sabemos por qué.

No me explico cómo a nadie le puede apetecer matar a un animalillo así...



El siguiente chateau productor de bebidas locales es el de Busca-Maniban, también con palomar.


Y rodeado de viñedos


Para finalizar nuestro recorrido de castillos y palomares paramos en Mansecômbe, pero nos tenemos que contentar con ver su castillo de lejos, eso sí, entre un bonito follaje otoñal.


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