sábado, 22 de octubre de 2011

El asunto Cornavin


Hemos pasado un par de días en Ginebra

Teníamos muchas ganas de ver a Dami (y familia), y además la semana pasada fué su cumple, así que avión low-cost y ¡A Suiza!
Se nos ocurrió la infeliz idea de preguntarle qué quería de regalo: un barco titánico, que se sabe la historia (sin muertos) del Titánic. No encontramos un barco en todo Auch, los únicos que había eran o de piratas o de militares, por lo que aplazamos la compra esperando encontrar algo en Ginebra.
En el aeropuerto le compramos un libro con magnets de aviones y aeropuertos.

El día está claro y despejado, así que podemos ver Toulouse desde el aire


 Al llegar a Suiza nos damos cuenta que vamos en el lado malo del avión ¡Las montañas están al otro lado!. Afortunadamente, para aterrizar el avión sobrevuela todo el lago Leman, y después de virar nos deja bien colocados, con lo que podemos aprovechar las excelentes vistas que nos permite el día

Virando


El Jurasses a la izquierda


El gran Montblanc


En el aeropuerto nos esperan Dami y Jose, que nos llevan a casa donde nos esperan muchas tareas: ¡Hay que jugar!



Jose consigue separar a Dami de sus juguetes y nos vamos a dar una vuelta. Aunque al principio Da se resistía, luego disfruta el paseo, con todo.


El Jet d'eau






 Colores del otoño


Y entre juegos y carreras (que siempre gana Dami), visita al teléfono del museo de la ciencia, trepadas de árbol acabamos el paseo y volvemos a casa, que seguimos teniendo mucho trabajo pendiente:  el baño,


y después de cenar, contar histoires antes de dormir (prontito que hoy no ha habido siesta y está agotado)


El único día que vamos a estar entero, y amenazan con lluvia, así que se decide que Dami vaya a la guarde, que si no, todo el día en casa será mucho. Y va feliz en el Tram


Jose se va a su oficina un ratito y nosotros a dar una vuelta, con posado el en tintinesco Hotel Cornavin incluido.



Vamos hacia la ciudad vieja. empieza a llover, por lo que decidimos ir a ver algún museo. Tras parada en la oficina de turismo elegimos el museo de la ciudad. al lado del ayuntamiento, manifestación de auxiliares de enfermería en huelga (lo que es rarísimo, los suizos antes hacen un referéndum que una huelga)


La maison Tavel: en sus pisos y habitaciones se refleja la vida en la ciudad en distintas épocas (vamos, un poco de qué bien han vivido siempre los ricos). Hay algunas cosas curiosas, como una gran maqueta de la ciudad, el Relief Magnin. Está toda hecha de metal, su autor tardó unos 18 años es construirla, y ahora, contoda la tecnología del mundo, han comprobado sorprendidos su precisión. No dejan hacer fotos y hay un par de vigilantes en cada sala. Copio foto de un trozo:



Desde una ventana de la maison se ve un patio otoñal, así que me arriesgo y hago foto


Salimos  Bajo la lluvia todavía. Nos hacemos hueco entre los chinos para hacer foto al nuevo reloj florido (lo cambian cada temporada)




Arrecia la lluvia, así que creemos más sensato esperar la salida de la guarde en un bar. Cambiamos un poco de dinero, y vamos hacia el barrio de grottes. Recogemos a Dami, que se alegra saltando, y dejamos que nos guíe hasta casa, que se sabe perfectamente todos los transportes. al llegar a casa nos encontramos con un vecino en el portal. Nos oye hablar, y resulta que también es español. Tiene un gracioso diálogo con Dami:
-¿sois españoles?
-sí
-¿de dónde?
- de  España!
Comemos y hoy sí hay siesta

Tras unas infusiones (y unos balistos, dos para Dá), jugamos otro poco y otra vez a pasear. Vamos a la biblio, que tienen que devolver libros y de paso coger más. Damián no lo duda:  aviones, volcanes, las estaciones...nada de cuentos!
A la salida empieza a quejarse un poco de dolor de tripa, pero como es su queja habitual cuando está cansado, para ir en hombros, no le hacemos mucho caso.
Paseíto en tiovivo (en barco, sin dudarlo)

y cruzamos el lago en la mouette, en la parte descubierta, pasmados de frío.

En casa el peque se queja más de retortijones en la tripa, y acaba vomitando. Tras la primera vez se recupera bien y se anima a cenar un yogur. se duerme pero al poco se despierta vomitando otra vez. Da mucha penita!
Al final pasa bien la noche, sin volver a despertarse, aunque el pobre no se levanta muy en forma. Hoy se quedará en casa con su mami.


Y nosotros nos vamos hacia el aeropuerto tras comprar unas infusiones de hierbas suizas. Nos liamos un poco con los transportes (nos falta el guía), pero llegamos bien. Gastamos nuestras últimas monedas en una tabletita de chocolate, y nos embarcamos en el avión. Esta vez ni ventana ni nada. Vamos casi los últimos. Pero hoy el día está nublado, así que poco se iba a ver.

Llegamos a Toulouse, está despejado. Comemos en la ciudad y damos una vueltita.




Y a casa

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