jueves, 11 de octubre de 2012

Cascadas en la niebla

29 de septiembre

Desayunamos en el Metropol. el día, nublado por completo. Bueno, se hará lo que se pueda. Vuelta por Bagnères.

A la izda, el viejo balneario, Etigny detrás de mí, la avenida Etigny detrás (es donde están casi todos los bares y restaurantes) y foto del vaporarium a la derecha.

¿Por qué tanto Etigny? Si recordáis es el mismo tipo que trabajó en el Gers. En realidad en aquella época no existían los departamentos como ahora, y él era el intendente de Gascuña en general. Y cuando llegó por aquí, lo hizo con el mismo impulso con el que trabajaba en Auch. Y se puso a hacer carreteras, su obsesión. Incluso quiso construir un túnel para atravesar los Pirineos y unir Francia y España. Empezaron a horadarlo, a fuerza de pico, pero los españoles no se fiaron un pelo y creyeron que lo estaban haciendo para invadir, así que no lo permitieron. Lo de la invasión ocurrió unos cuantos años más tarde.


Las termas. Vamos a informarnos de horarios de los baños. hacemos la cola equivoda, detrás de curistas.


Nuestro hotelito. Decidimos quedarnos un día más, pues hoy no vamos a poder excursionear, a ver si mañana hay suerte.


Está nublado, pero no llueve. Tampoco está para pasear, daremos alguna vuelta en coche.

La cascada del infierno ( no sabía yo que el infierno fuera tan húmedo)


Sólo falta que amenacen con las penas del infierno



Una cascadita anónima cerca de la del infierno


Y otra


Seguimos subiendo, y llegamos hasta el Hospice de France, en medio de la niebla llorona, lo que es una pena pues las vistas deben ser impresionantes. Nos conformamos con la exposición de dentro...


...y con un cafelito en el bar, para secarnos un poco, con una perreta viejilla que acepta las caricias a las que tiene derecho.



Bajamos haciendo muchas paradas para recoger setas, con el fin de intentar identificarlas después con ayuda de nuestra superguía de setas (y quziá con la de alguna farmacia). Hay unas que sí conocemos, coprinus, recomendadas por el reconocido especialista Felipe Trompetadelamuerte. Las recogemos aparte con la esperanza de que resistan y podernoslas zampar. Se nos empapan los pies.

Volvemos a pasar por Luchon, fijándonos en algunas de las bonitas casonas que hay.



Y aunque el día sigue nublado, y sabemos que el paseo al lago de Oô ya es imposible, vamos hacia allí, en plan reconocimiento del terreno. Piqueniqueamos en el coche, pues todo está mojado y hace fresquete.


Podemos entrever la cascada de la cabellera de La Magdalena entre las nubes, pasando entre vacas que pastan tan tranquilamente.


Nos reconfortamos con un té y pastel de arándanoss salvajes. A pesar de la hora hay un grupo familiar de comilona, lo que nos estropea un poco el pastel con los olores de pescado (que suponemos trucha de río de montaña, porque si no no tienen perdón).


Junto a la carretera de bajada, prados con corderitos recién nacidos, mirando con asombro el mundo.


Paramos en una farmacia para preguntar por nuestra cosecha de setas (un ejemplar de cada, excepto los coprinus que hay más). La farmacéutica, un poco seca al principio  y amable e interesada al final, nos indica las que son comestibles y las que no. Aunque no parece ser una gran cocinera pues dice que las coprinus son comestibles pero que no valen nada (dice que los tallos son fibrosos y los sombreros chupan mucho aceite, no conoce las recetillas de Felipe)

Y bueno, se impone el plan B: a los baños! Ant se tiene que comprar un bañador adecuado (no dejan su modelo, pero venden bañadores baratos y bastante dignos. Nos dejan un albornoz y una toalla a cada uno y nos recomiendan no estar dentro del vaporarium más de 15 minutos. Dejamos las cosas en una taquilla y nos colocamos las pulseritas de la llave. Intercambiamos los albornoces, pues a mí me han dado uno que me llega hasta los tobillos y Ant va con uno por las rodillas. Entramos en el recinto de la piscina, una enorme piscina redonda con bancos de hidromasaje, chorros varios y cascadas, rodeada de tumbonas para relajarte. Dejamos las toallas en unas tumbonas y vamos hacia el vaporarium. Hay unas casillas numeradas pra dejar el albornoz y lo que quieras, y te dicen que dejes tus cosas en la casilla que se corresponde con tu llave de taquilla. Da la casualidad de que la mía es justo la de enfrente  nada más entrar y como a esa distancia todavía veo bien, meto rápidamente el albornoz, por lo que el señor vigilante se cree que lo he metido al tuntún y viene a indicarme gentilmente que debo hacerlo en el sitio bueno. Gano yo. Nos paseamos por el vaporarium. Es una cueva natural, que descubrieron los romanos, por la que el agua caliente y apestosa se filtra por las rocas, se evapora, y forma la que dicen es la única sauna natural de Europa. Salimos. Ya no están nuestras toallas. El vigilante nos indica que no se puede dejar nada fuera de las casillas. Gana él.
Piscina templadita con jacuzzi y chorros. Repetimos el proceso varias veces y nos vamos, que no queremos ser los últimos en salir. He cometido la tontería de entrar con un par de anillos de plata. Los vapores sulfurosos me los dejan negros!

Cenamos y al hotel, a dormir tan relajados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario